2' de silencio

...

Cada uno y todos los viernes de la existencia,
mis padres nos llevaban al Brader y a mi
a la casa de la abuela Amenne,
lo mismo hacían los papás de Mandy y Adru
(mis primos)

Ahí merendábamos los manjares de la Zette,
hacíamos quilombo,
cenabamos como bárbaros
hacíamos quilombo
y nos quedábamos a dormir

para luego,
levantarnos renovados
y volver con lo nuestro (el quilombo)
desayunábamos
quilombo
almuerzo
quilombazo
merienda
y más quilombo

teníamos un top 10 con las travesuras que más nos gustaban
y en primer lugar estaba
HACER FOGATAS
esta era, sin dudas, una de nuestras performances más extremas

mi abuela, que vivía en Castelar (provincia de Buenos Aires)
era y es, una mujer muy conservadora
y según su religión,
las tardes de los sábados
el señor las ha creado
para jugar al té canasta

semejante distracción era propicia
para que nosotros,
pequeños aún
(Brader tenía 5 años, Adru y yo 7 y Mandy 9)
nos pudiéramos escapar de la casa
sin que la abuela lo notase

nuestro destino eran las vías del tren que va al oeste,
hasta ahí llegábamos dotados con nuestro cargamento especial:
muchos diarios clarín que la abuela guardaba para los asados, una botella de alcohol y una caja grande de fósforos "222 patitos"

aprovechábamos los altos pastos crecidos
que había al costado de la vía
y hacíamos fogatitas
que luego mutaban a incendios
y nosotros jugábamos a que eramos bomberos,
y con piedras y pisotones de alto riesgo
mayormente lográbamos apagarlos

después volvíamos a la casa
chamuscados y triunfantes
y esa sensación nos duraba ...
hasta el momento en que (el sensible) Brader
sufría cargo de conciencia
e iba ... a contarlo todo

entonces la felicidad se veía distorsionada
por los gritos y los retos

pero ... quien nos quitaba lo bailado?



A VOS, QUERIDO BRADER, TE DEDICO ESTA: